El vínculo entre las bacterias intestinales y la obesidad
Estudios han encontrado que ciertos metabolitos en la sangre están vinculados con la obesidad y pueden afectar la composición de la flora bacteriana en las heces. Conozca la importancia de entender cómo modificar la composición de las bacterias intestinales para reducir el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas. Además, descubra como a medida que se profundiza en este tema, se descubren nuevas posibilidades para fortalecer la salud y prevenir enfermedades.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Lund en Suecia descubrió un vínculo entre las bacterias intestinales y la obesidad. Encontraron que hay ciertos aminoácidos en la sangre que se pueden relacionar tanto con la obesidad como con la composición de la microbiota intestinal.
A medida que la ciencia avanza, se vuelven más evidentes las formas en que nuestra microbiota intestinal, ese conjunto diverso y dinámico de microorganismos que cohabitan en nuestros intestinos, puede tener un impacto profundo en el bienestar. Además, también es bien conocido que la obesidad afecta a miles de personas en todo el mundo, así que cualquier avance para comprender cómo se puede evitar es de gran importancia.
A pesar de la abundante información disponible sobre las bacterias intestinales en libros, revistas, trabajos y otros recursos, aún queda mucho por entender acerca de su verdadera importancia para nuestra salud. Una gran parte de la investigación sobre este tipo de bacterias y un punto muy importante para tener en cuenta es que se basa en estudios en animales que no se pueden aplicar directamente a los humanos. Además, una flora intestinal sana para una persona puede que no sea necesariamente buena para otro individuo.
¿Cómo se relacionan las bacterias intestinales y la obesidad?
Sin embargo, cada vez hay más estudios de investigación que indican que nuestra microbiota intestinal tiene un papel bastante importante en la salud. De hecho, afecta nuestro metabolismo e, incluso, puede estar relacionado con la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2.
Algunos estudios previos han demostrado que las personas con estas enfermedades tienen una presencia variable de diferentes metabolitos, en el torrente sanguíneo.
El objetivo del estudio en la Universidad de Lund fue, por lo tanto, identificar metabolitos en la sangre que puedan vincularse con la obesidad (un alto índice de masa corporal) e investigar si los metabolitos que están vinculados con la obesidad pueden afectar la composición de la flora bacteriana en muestras de heces.
Los hallazgos de la investigación
Los investigadores analizaron plasma sanguíneo y muestras de heces de 674 participantes en el Malmö Offspring Study, MOS. En el estudio encontraron 19 metabolitos diferentes que podrían estar relacionados con el IMC de la persona. De estos, el glutamato y los llamados BCAA (aminoácidos de cadena ramificada y aromáticos) tuvieron la conexión más fuerte con la obesidad.
También encontraron que los metabolitos que tienen un vínculo con esta condición estaban relacionados con cuatro bacterias intestinales diferentes, que son Blautia, Dorea y Ruminococcus, en la familia Lachnospiraceae, y SHA98.
¿Qué dicen los investigadores?
"Las diferencias en el IMC se explican en gran medida por las diferencias en los niveles de glutamato y BCAA. Esto indica que los metabolitos y las bacterias intestinales interactúan entre sí, en lugar de ser independientes", afirma Marju Orho-Melander, profesor de epidemiología genética en la Universidad de Lund.
En realidad, el glutamato, que es el factor de riesgo más fuerte para la obesidad que se encontró en el estudio, se ha asociado con la obesidad en investigaciones previas. Por su parte, los BCAA se han utilizado para predecir la posibilidad de tener diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular.
"Esto significa que los estudios que vendrán en el futuro deberían centrarse más en cómo se puede modificar la composición de las bacterias intestinales para reducir el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas asociadas, así como enfermedades cardiovasculares", dice Marju Orho-Melander. "Para llegar allí, primero tenemos que entender cómo luce una flora intestinal normal sana y qué factores afectan la composición bacteriana. Esto requiere grandes estudios de población, como el estudio de descendencia de Malmö, así como estudios de intervención", concluye.
A medida que se profundiza en las bacterias intestinales y su impacto en la obesidad, emerge un horizonte de posibilidades en el ámbito de la salud. La ciencia sigue iluminando las conexiones que tiene nuestro organismo, pero todavía hay espacio para seguir descubriendo cómo se puede fortalecer y evitar enfermedades.
Referencias:
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