Desarrollo visual y cerebral en la lactancia

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Ilustración del cerebro de un niño en la primera infancia. 

Esta etapa es fundamental para que el bebé desarrolle sus funciones correctamente, por eso la leche materna debe aportar los nutrimentos y ácidos grasos necesarios

En el proceso de desarrollo de los niños, tanto la función visual como el cerebro desempeñan roles fundamentales. Este último órgano, la retina y otros tejidos nerviosos son particularmente ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL)1, especialmente el ácido docosahexaenoico, llamado normalmente DHA.  

El desarrollo de la función visual en los niños

El desarrollo de la función visual es un proceso lento y gradual que se inicia con el nacimiento y alcanza su plenitud alrededor de los 4 a 5 años de edad.2 Durante este período, los niños experimentan cambios muy importantes en la capacidad de enfoque, coordinación visual y percepción de profundidad. 

A medida que desarrollan habilidades motoras y sensoriales, la visión se vuelve más precisa y pueden reconocer formas, colores y detalles con mayor claridad. Esta evolución visual es crucial para su interacción con el entorno y el aprendizaje temprano, sentando las bases para su desarrollo cognitivo y social. 

El desarrollo visual está muy relacionado con el DHA, pues las células fotorreceptoras de la retina, mejor conocidas como conos y bastones, contienen una gran cantidad de este ácido4. De hecho, existe una relación directa de este desarrollo con el nivel de DHA en la leche materna5, por eso es fundamental el proceso de lactancia, pues el bebé recibe muchos nutrimentos y beneficios a través de su consumo. 

Podemos distinguir en la evolución visual cuatro etapas:2

  1. Etapa motora: del nacimiento hasta el mes de edad. 
  2. Etapa sensorial: del primero al sexto mes. 
  3. Etapa perceptual: del sexto mes a los 4 años. 
  4. Etapa de estabilización sensorial: de los 4 a los 8 años. 

¿Cómo es el desarrollo del cerebro?

Mientras que el desarrollo cerebral comienza alrededor de la segunda semana de gestación, la maduración cerebral y la mielinización ocurren en los primeros años de vida.3 Al iniciar el tercer trimestre de gestación, y durante los primeros 18 meses de vida, el cerebro presenta un rápido crecimiento en el que se requieren altas cantidades de DHA.3 

Este ácido es muy importante para que el cerebro pueda adaptarse a los cambios que sufre debido a las experiencias que cada persona tiene, es decir, representa un gran beneficio a favor de la plasticidad dependiente de actividad.5 

Durante la etapa postnatal, las conexiones neuronales se crean y refuerzan con la estimulación, y si ésta se pierde, puede ocasionarse una pérdida transitoria de agudeza visual y cambios en las funciones corticales.1 

La infancia temprana es, entonces, la etapa en la que el ambiente tiene un impacto mayor en el desarrollo del sistema nervioso central, desarrollo cognitivo y visual, afectando el número de neuronas, la mielinización y la cantidad de sinapsis.3 

Garantizar el adecuado aporte de DHA es fundamental en la concepción, el crecimiento y el desarrollo del embrión y en el lactante, ya que interviene en el desarrollo cerebral y la salud visual del recién nacido.

La lactancia es sumamente importante durante el desarrollo visual y cerebral del bebé, pues a través de la leche materna es que recibe una gran cantidad de nutrimentos y ácidos grasos que ayudan en estos dos procesos, incluyendo el DHA que tiene un papel crucial en ambos. 

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